30.10.11

29: Santa

¿Qué cabía esperar de un viaje largo de cuatro horas en autobús? Básicamente, que la batería del móvil, y por consiguiente del reproductor de música, no se agotara antes de llegar.

Así lo veía Fuensanta, Santa para los amigos, o sus ligues, o sus enemigos, o su familia... Era Santa para todos, aunque estuviera lejos de serlo en un sentido religioso.

Iba de camino a su nueva casa, sin saber muy bien qué esperar porque no conocía a sus compañeros de piso. Sabía que una de ellas se llamaba Edelmira y, la vez que habló con ella por Facebook y la agregó a todas las redes sociales en las que coincidían, tuvo un buen presentimiento, tenía la convicción de que iban a ser buenas amigas.

En ese preciso instante, faltaban cuarenta minutos y veintinueve segundos para llegar. Santa miraba la pantalla de su móvil a través de sus gafas de sol. Con su mano izquierda, buscaba una canción que escuchar tras haberse acabado el último disco de Björk, y con su mano derecha jugueteaba con los auriculares, haciéndolos girar. Mientras tanto, mascaba chicle, y lo hacía de la manera más macarra que podía existir.

Lo cierto es que su aspecto, si no macarra, era de lo más llamativo. Vestía con una camiseta fucsia y una chaqueta de cuero negra a juego con su falda. Su pintalabios carmín coincidía con sus cinco pulseras, su esmalte de uñas y sus zapatos, un tacón de aguja que nadie entendió muy bien en el autobús. Por si esto no fuera suficiente, lo que resaltaba aún más de su imagen era el color blanquecino de su pelo, que le llegaba hasta los hombros.

Un hombre, sentado en los asientos de la izquierda, la miraba insistentemente y de la forma más lasciva que podía. Santa, que era arrogante, borde, osada y directa, le devolvió la mirada y la mantuvo desafiante. Deslizó su móvil entre las piernas y, con la mano libre, se quitó las gafas de sol. Aguantó hierática, desafiando a un salido no muy dispuesto a apartar sus ojos de Santa. Masticó el chicle violentamente, lo escupió en su dirección y le espetó con un tono de voz firme:

-Mírame bien, porque no me vas a poner un dedo encima en la vida.

Soltó una carcajada estridente y volvió a coger el móvil, buscando nuevamente algo que escuchar. Se decidió, por fin, por It's Blitz de los Yeah Yeah Yeahs. No sabía exactamente lo que le depararía la vida después de los treinta y nueve minutos y treinta segundos restantes de viaje, pero en ese momento estaba disfrutando... "Como una cerda".

Santa es una referencia a Santa, uno de los alter ego de Tori Amos en American Doll Posse. De hecho, físicamente es una "adaptación" a ese personaje. Es uno de los personajes que debería aparecer en "Los Capacitados", viviendo junto a Edelmira. Si algún día llega a ser realidad la historia, así es como será.

27.8.11

28: Edelmira

Ese día, como tantos otros, Edelmira se despertó aturdida y creyó que lo que había soñado era verdad. Le encantaba contar sus sueños a sus amigos y se había ganado a pulso que le dijeran que tenía premoniciones con cierta sorna. Esta vez, aquello que podría resultar real era la altura y el nombre de la hermana de un chico que conoció pocos días atrás. Se preguntó cuánto tendría de cierto el 1'84 e Irene.
Hizo el esfuerzo de levantarse. Primero frotó su cara contra la almohada, se quitó las lagañas, sacudió los pies en la cama, hizo crujir su espalda, se incorporó, levantó la persiana, se puso las zapatillas, se atusó el pelo, se miró con rabia la marca de la almohada que le había quedado en el hombro, arrugó los labios, arqueó las cejas y echó a caminar.
Edelmira tenía más hambre que de costumbre pero, como su costumbre era esperar un rato a comer después de levantarse, hizo lo de siempre: beberse un vaso de agua entero del tirón, cosa que le encantaba. Además de eso, disfrutaba estornudando, riéndose sola, inventándose pasos de baile imposibles, cantando sus canciones favoritas, limpiando el polvo de encima del televisor con el dedo índice, soltando discursos imposibles frente al espejo... pero sobre todo le gustaba dejar volar su imaginación.
Y volvió a pensar en su "supuesto y apuesto" caballero. ¿Sería factible esa altura soñada? Pensó que no le gustaban los hombres que fueran mucho más altos que ella porque quería dar la imagen de equidad en la pareja, pero que en su caso podría hacer una excepción. A ella le gustaba medir 1'69, pensaba que era uno de esos números perfectos: podía hacer una broma sexual y matemática a la vez, porque 169 era el cuadrado de 13, su número favorito. 1'84 no acababa de ser llamativo, el siguiente cuadrado resultaría en 1'96 y se imaginó con una viga como hombre. No, eso no le gustaba.
Sí, estaba claro, le gustaba mucho imaginar. Y se imaginó su vida de los treinta a los setenta años con ese chico. Fantaseaba con todos los pequeños detalles que pudiera haber, desde cómo sería su cara después de levantarse hasta de qué forma se comería una tortilla de patatas.
Se interrumpió a sí misma mientras rondaba por la cocina en busca de su desayuno. Y tuvo, entonces, esa sensación que odiaba y desmonoró su mundo ficticio. Decía no creer en supersticiones, pero sí tenía una: todo aquello que imaginaba en referencia a su vida amorosa nunca ocurría. Creyó entender que nunca estaría con él. Sería el destino.
"¿Destino? ¿Y qué hacemos con el libre albedrío?" En ese momento, volvió a quedar inmersa en la eterna dicotomía filosófica de cuál de las dos sería la cierta o si podían coexistir. Mientras tanto, cogía un vaso del armario y la leche de la nevera. Llenó el vaso de leche. Sacudió la botella y notó que quedaba poca, pero poner un poco más en aquel vaso haría que se desparramara el contenido. Y volvió a pensar qué haría en esa exacta situación su "supuesto y apuesto". Agachó la cabeza y sorbió un poco de leche. "Estaría bien que hiciera justamente esto".
Edelmira no tenía remedio. Y ella lo sabía.




Edelmira es uno de mis personajes recurrentes en muchos relatos que hago y, aunque cada vez la describo de una manera y le pasan cosas distintas, en el fondo sigue siendo la misma excéntrica y paranoica de siempre.

27.7.11

27: Tiempo

¿No os ha pasado nunca que estáis preguntándoos cosas sobre algo o sobre alguien y al cabo de un tiempo encontráis respuesta a vuestra duda? Me ocurre muy a menudo, aunque puede que se trate de una correlación ilusoria (algún día contaré con todo detalle qué es eso de correlación ilusoria y daré alguna charla muy de psicología social).

Volviendo al tema, en cierto modo podemos compararlo con un deseo férreo. Si de verdad quiero algo, lo voy a tener. Luego, si de verdad quiero saber algo, lo sabré, sólo hace falta tiempo. ¿Y por qué los deseos relacionados con el tiempo no se cumplen? Pues... Bueno, porque somos poco constantes: a veces queremos que pase muy rápido, y otras que se detenga, y eso no vale.

Ahora en serio...
Tiempo: ésa es la solución a muchas cosas, pero también es fuente de problemas.

El tiempo fue clave en los estudios de Eysenck sobre la efectividad del Psicoanálisis: gente que acudía a terapia psicoanalítica que se curaba por remisión espontánea de la enfermedad y no por el tratamiento. (Aquí una entrada de este mismo blog al respecto del Psicoanálisis). Y un caso curioso: cuanto más tiempo pasa despierta una persona con depresión, mejor es su estado de ánimo (la lástima es que vuelve a niveles iniciales cuando vuelve a dormir).

El fluir del tiempo nos da experiencia: circuitos neuronales fortalecidos que nos sirven para lo que nos podamos topar mañana y sepamos desenvolvernos con soltura. A mí me gusta entender la edad como algo así, positivo, como la acumulación de vivencias y conocimientos, siempre sumando. Pero con un punto clave: utilidad.

Me asusta la gente que vive pendiente del tiempo y de crear recuerdos en todos los instantes. El otro día me decía una amiga que cómo era posible que no tuviera planes para este verano, que después no recordaría nada del verano del 2011. Admito que no supe cómo reaccionar. Tras pensar en ello un rato (largo, por cierto), me resultó algo así como vivir experiencias sólo para decir "las he vivido", bien representado con el clásico "follar para contarlo". Es decir, lo importante no es disfrutar el momento, sino que el fin en sí mismo es crear recuerdos. Y sé que no sólo lo pensará mi amiga, sino que esto es tónica general entre nosotros.

Lo que cuento es una forma, bastante triste a mi parecer, de anclarse al pasado y estar volcado en las experiencias anteriores. Pero tan problemático es eso como estar pensando siempre en el futuro. Con ese tipo de pensamientos de las experiencias pasadas, convertimos el futuro en "haré esto para luego decir que lo he hecho", siguiendo mi planteamiento. Esto es: hacemos que los planes vayan siendo parte del pasado, que el disfrute sea el haberlo hecho y no haberlo disfrutado en el momento. Donde quiero llegar es que el presente se convierte en una constante acumulación de planes e intentar llegar a una meta (futuro) y recuerdos (pasado), pero no del presente en sí mismo. Respecto a la meta, digamos que estamos centrados en llegar al final, pero no en vivir el proceso.

Un profesor nos comentó en clase básicamente lo mismo que estoy diciendo yo, de hecho un poco más y habría que atribuirle este post a él. Nos preguntó si recordábamos qué había pasado en el trayecto desde nuestras casas a la universidad ese mismo día, si recordábamos el paisaje con detalle, si nos habíamos fijado en algo. Creo que muchos se darían cuenta de que en ese espacio de tiempo estaban ensimismados, pensando en lo que había ocurrido o en los planes futuros. Por mucho que repitieran un trayecto, apenas recordarían tres o cuatro puntos clave. Por si fuera poco, en estos casos ese tiempo se suele vivenciar como una espera. El problema asociado a esto es que aparece la frustración como sensación de pérdida de tiempo... Ese tiempo que parece tan sumamente valioso para la gente que va con prisas a todo y que afirma sin más que están decididos a no perder más tiempo en su vida, frase que me desconcierta totalmente.

Al final, todo esto son cuestiones de nuestra "querida" sociedad occidental. El tiempo nos estresa y es algo que llevaremos con nosotros lo que nos queda de vida, nos han educado así. En la medida de lo posible, ¿qué habría que hacer? Aprovechar el momento, el famoso carpe diem pero bien llevado, y no entendido como vida de exceso hasta que el cuerpo aguante, sino con un hacer parsimonioso.

Podemos pararnos a pensar en el pasado, podemos (y debemos) hacer planes de futuro, pero no olvidemos que lo que se vive es el presente.

10.7.11

26: Reinicio

Pasan los meses y, al final, aquello de que quieres volver a escribir parece que se hace realidad. Llevo muy mal esto de ser constante en el blog, y el hecho de saberme incapaz de serlo, o de intentarlo, tampoco es buen augurio.
Para reactivar mi actividad en el blog, primero eché un vistazo al otro que tenía, que lo borré anoche. Textos escritos en 2008 y 2009 donde se ve perfectamente que era un crío y un poco gilipollas. Tampoco habré cambiado tanto, pero sé que la gran mayoría de cosas que decía no las diría ahora mismo, ni por asomo.

Aunque no confíe mucho en ser constante... Tengo ganas de escribir, de opinar. Muchas veces he pensado que de qué me servía escribir u opinar, si ya está todo dicho. En parte sigo creyendo que tiene algo de cierto, pero también creo que puedo aportar algo porque las opiniones son únicas: pueden ser muy parecidas unas a otras, pero varían los matices, las experiencias de cada uno que modifican el enfoque que se les da a las cosas.
No sólo quiero relatos, me apetece criticar, divagar, dar puntos de vista extraños, compartir conocimientos e intentar que otros abran los ojos en determinadas cosas...

Ha habido cambios en el blog. Ahora podéis valorar las entradas (Me gusta/No me gusta), compartirlas con los botones al final de la entrada, y también he añadido mi Twitter a la derecha.
Por hoy ya tengo bastante. Y digo bien: por hoy.

4.5.11

25: El mundo se ha vuelto loco

Suena una y otra vez She's your cocaine de Tori Amos, flojo, que están durmiendo en mi casa... Pero en mi cabeza resuena con ímpetu.
No son horas de escribir, pero en este momento me da igual porque he entrado en brote y me ha dado la gana de escribir como un pirado de la vida, que es lo que soy. A saber cuánto tiempo hace que no publico nada.
Me da igual que no sean horas de escribir, que mañana deba estar en pie a las ocho porque al fin y al cabo creo que nunca me han importado demasiado demasiadas cosas. Pero es que todo roza lo absurdo estos días, es absolutamente desconcertante.
¿Y qué vas a hacer tú para arreglar esto? Hay tantos frentes por los que atacar, tantas cosas que deberían ser habladas o aclaradas, tantas noticias que confirman que el mundo se ha vuelto loco. ¿Qué coño pasa?
Los augurios del fin del mundo me los voy a terminar creyendo con tanta ilógica, y francamente creo que es lo mejor que podría pasar, un Dies Irae en toda regla, que depure un poco tanta mierda, tanta mierda corrompida, que es el problema.
Pero... ¡y yo qué sé! Me limito a sacudir mi cabeza escuchando a Tori gritar, la única manera de demostrarme a mí mismo lo poco que me importan y me importarán algunas cosas y que no lograré entender en la vida al ser humano, por muy psicólogo que pueda ser. Lo único que hago, además de eso, es pensar que tengo hambre y necesito algo que siempre necesito a estas horas. Me encantaría decir que es una buena raya de coca, cosas de la vida... Pero es un mísero cruasán.
Pues sí, vaya mierda...

Cut it again.

12.9.10

24: "Los capacitados", Capítulo 1

Breves anotaciones:
-El título no está decidido, "Los capacitados" es provisional por no poner un "sin nombre".
-A diferencia de otros relatos, esto es una historia larga. Comencé a escribirla el año pasado, si bien paré enseguida, pero ahora la estoy retomando. Todas las referencias a años, edades y demás parten desde que empiezo a escribir, o sea, en 2009.
Dicho esto, dejo el primer capítulo.
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CAPÍTULO 1: MAR DE NOMBRES


-Pepi, se te está rompiendo la bolsa del supermercado. –Dijo una mujer de entrada edad a su acompañante.
-¡Ostras! ¡Cada día hacen peores las bolsas de los supermercados! Primero te las cobran, y luego encima te las dan para que se rompan. –Gritó Pepi indignada.
-Pero mujer, haz algo, que se te va a romper… -Le decía la otra.
-La cogeré por debajo, ya está.

Las dos señoras estaban esperando a que el semáforo de peatones cambiara de color para reanudar su marcha a sus respectivas casas y seguir con su rutina diaria, o lo que venía a ser lo mismo, preparar la comida para sus familias. Como toda buena ama de casa que se precie, ante la espera del semáforo, comenzaron con los cotilleos.

-Vaya chalés que tienen ésos… Estarán podridos de dinero. –Gruñó Pepi.
-Mujer… Tampoco son tan ricos. Porque Pilar la del bar… no creo que gane tampoco mucho…
-Ay, Paquita, qué inocente eres… ¡A ésos les llega un bote de cerveza a diez céntimos y te lo venden a tres euros! ¡Te lo digo yo que ganan mucho dinero! –Exageró Pepi abriendo mucho los ojos. –Además, mira a Ricardo, el de la farmacia, que tiene un cuatro por tres delante de su casa.
-Se dice cuatro por cuatro. –Corrigió con tono amable.
-Cuatro por tres o cuatro por cuatro, lo mismo es, una multiplicación. –Alzó la vista y el semáforo ya había cambiado al hombrecillo verde. –Venga, vámonos, que se me hace tarde para ver luego la telenovela.
-Pero, Pepi, si la telenovela los sábados no la hacen, y no creo que tardes tanto en preparar la comida, mujer…
-¡Paquita, que me estás cansando! Que yo la telenovela la veo en el “uve-de-be”.
-¿”Uve-de-be”? Pepi…
-¿Qué? –Espetó la mujer.
-Se dice “de-uve-de”.
-¡Que me importa un pito, cojo…! –Se interrumpió a sí misma y se quedó absorta mirando frente a ella. -¡Mira, el alcalde!
-Él también vive en los chalés, ¿no? –Suspiró Paquita.
-¡Y qué guapo que es, señor! ¡Yo lo voté! Si me quitara unos cinco añitos de encima y se quedara viudo, yo sería perfecta para él. –Se sonrió.
-Ay, Pepi, qué cosas dices… Si tiene unos cuarenta años y tú tienes sesen…
-¡Cállate, leches! –Hizo un ademán con el brazo con el que llevaba la bolsa de la compra, y ésta se desgarró dejando caer todos los envases que contenía. -¡Por tu culpa, Paquita, por tu culpa!

El alcalde Augusto, que ignoraba lo que decían las dos mujeres, siguió caminando por la calle hasta llegar a la urbanización en la que vivía. Constaba de diez chalés que formaban un rectángulo. Las casas estaban todas unidas y valladas por una alta verja negra. Podía parecer un bloque de dos plantas de enorme extensión, ya que los chalés estaban pegados unos a otros, pero en el interior se escondía un amplio jardín y una piscina. Había cuatro puertas de acceso, una por cada punto cardinal. La del este daba al parque de la ciudad, la del sur a la carretera, la del oeste al centro urbano y la del norte a la calle donde se le rompió la bolsa a Pepi, entrada que eligió el alcalde. Y no era cuestión de seleccionar otra, puesto que escogiendo ésa llegaba más rápido a su chalé, frente a esa puerta.

Nada más entrar, saludó al farmacéutico, Ricardo, que iba acompañado de su mujer, Sara. Como se conocían de toda la vida, el saludo fue muy efusivo. Se dirigió a su casa, abrió la puerta y, nada más entrar vio, además de a su mujer Fina, a varios vecinos: Minerva la profesora de latín, Pilar la del bar y Máximo el banquero. Aunque no sea lo común, le pareció lo más normal del mundo, y les saludó como si fueran de la familia. De hecho, por ejemplo, Pilar estaba casada con su primo Jaime.

Los dejó en el recibidor, donde estaban, y se dirigió a la habitación de su padre Julio y, cómo no, nada más entrar, se topó con Julio, Joaquín el marido de Minerva, Jaime el marido de Pilar y otro Jaime, hijo del primer Jaime y Pilar. Por si fuera poco, también estaban en la habitación contigua, es decir, en el estudio, Edelmira y Abelardo con su hija, aclaremos, la hija de Augusto, Sabrina. Y otra vez, por si fuera poco, el timbre sonó y entraron más vecinos: María y su marido Gerardo, Mónica la mujer de Máximo el banquero, Ricardo y Sara.

El desfile de caras y nombres era incesante, y una cosa estaba clara: el alcalde no daba regalos.

11.9.10

23: Las Almas [VII] [Explicación]

Antes de leer esto, es imprescindible haber leído los otros seis  relatos de Las Almas (la parte I: b no hace falta), si no carecerá de sentido y además destrozará la lectura de los mini-relatos, puesto que esto es una explicación de lo "plasmado" en ellos.

Lo primero, los términos utilizados que daban pie a cada relato han sido:
-Fuego, en latín Focus, de donde viene el anagrama Sfuco.
-Agua, en latín Aqua, de donde viene el anagrama Auqa.
-Aire, en latín Aeris, de donde viene el anagrama Sirae.
-Tierra, en latín Terra, de donde viene el anagrama Erart.
-Éter, en latín Aether, de donde viene el anagrama Raethe.
-Vacío, en latín Vacivus, de donde viene el anagrama Casviuv.

Los términos son los cinco elementos de los que pensaban que todo se componía en la Antigua Grecia. El menos conocido es el Éter, pero se consideraba también como elemento. Para algunos era la sustancia que respiraban los dioses, aunque yo lo conocía más por las cualidades que le atribuía Aristóteles (si buscáis Éter en Wikipedia os aparecerá muy breve de lo que os hablo en un artículo de Física). Mi aporte ha sido el Vacío, aunque no muy lejos de la consonancia de todo lo que hablan del arkhé.


Si entramos ya a los términos de cada elemento, nos tenemos que centrar en las palabras en cursiva. Una de ellas será el elemento al que hace referencia, otra a la cualidad que le atribuí y la restante es el título de una canción.
-Los términos relacionados con el fuego son Pasión y Sabe en qué cama duermes, que es una referencia a I know where you sleep de Emilie Autumn. Me pareció la más idónea, puesto que plasma muchísimo odio y mucha furia; muy "ardiente".
-Los términos relacionados con el agua son Tristeza, y 1000 océanos, referencia a 1,000 Oceans de Tori Amos. Un trozo de la letra dice "These tears I've cried", y creo que ya es suficiente argumento para justificar la elección.
-Los términos relacionados con el aire son Inquietud, y Hasta los espíritus están asustados, que viene a ser Even the Spirits Are Afraid de The Gathering. Uno referencias: en el relato de Sirae hablo de que ha acabado con sus dioses, así como en la canción de The Gathering reza "You think you were earning burning the church of your God".
-Los términos relacionados con la tierra son Determinación, y 107 pasos, claramente 107 Steps de Björk. La he usado como determinación puesto que es la canción que canta Björk en Dancer in the Dark antes de... En fin, evitaré spoilers.
-Los términos relacionados con Éter (o Sagrado, también en cursiva) son Amor, y siempre es buen momento (es buen momento/hace buen tiempo) para un ataque (aéreo, palabra omitida), que es la traducción (quizás un poco cutre) de Viðrar Vel Til Loftárása, canción de Sigur Rós, y os recomiendo ver el vídeo si es que todavía no lo habéis visto. Al verlo, se entiende perfectamente la elección de esa canción.
-Los términos relacionados con el vacío son Vacío mismo, y Cero, que hace referencia a Zero Sum de Nine Inch Nails, la última canción de un CD bastante apocalíptico y que acaba, cómo no, en el fin del mundo.

También, una de las cosas que menciono varias veces es que todo es necesario. Me enerva que haya gente que piense en una sociedad utópica. Hay cosas que pueden cambiar, pensar que de un determinado modo serán mejor... Pero con lo quejicas que somos siempre le sacaremos pegas a todo y nunca llegaremos a un "estado perfecto de la sociedad", porque no existe.